Tiburón.

La luz de la hoguera envuelve a un grupo de chicos que disfrutan de una noche veraniega en la playa. Las risas, el alcohol y la música se entremezclan con una mirada furtiva, él la mira y ella sonríe.  Se acerca a ella y con toda la complicidad del mundo echa a correr para que él la siga.

El camino arenoso les aleja del grupo y se acercan al mar, ella sin mediar palabra, se desnuda y se introduce cual bailarina al agua. La luna brilla en el agua y la chica disfruta como una sirena esperando  a su marinero, pero este se aturulla con la ropa y se queda dormido.

Ella nota un empujón en el agua tranquila, no sabe y no encuentra explicación hasta que algo la arrebata la felicidad de la noche, logra llegar a una boya pero su lucha está perdida, desaparece en el agua y el silencio   vuelve a transformar la noche.

Tiburón, la segunda película de Steven Spielberg, consiguió que nadie se metiera en el agua del mar tranquilo.

La segunda película del director nos ofrece una historia que consigue enfrascarnos en una lucha entre el hombre y la fuerza de la naturaleza, aunque también nos muestra de una manera más sutil, la lucha del hombre contra el propio hombre.

El Jefe Brody (Roy Scheider) es el primero que se da cuenta de la magnitud del problema que se presenta en plena temporada de verano en Amity. Es el personaje más noble de la película, es el único que no rehúsa de sus obligaciones y responsabilidades para acabar con esa pesadilla que se ha instalado en su pueblo.

Al Jefe Brody le calzaríamos estos zapatos con cordón y suela anti impacto y anti deslizante para moverse con confianza en la cubierta del ‘Orca’ y poder atrapar al gran escualo…

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Volvemos a encontrarnos a  Robert Shaw, interpretando magistralmente a un lobo de mar que tiene mar en vez de sangre y que embarca a regañadientes en su barco al Jefe Brody y a Matt Hooper (Richard Dreyfuss) para dar caza al monstruo. Impresionante es la conmovedora historia que les cuenta al Jefe Brody y Matt en el pequeño respiro nocturno que se toman en el barco previo al conteo orgulloso de cicatrices en el que nos muestra esa camaradería que siempre existe entre marineros y  amantes de la mar.

Quint (Robert Shaw) iría perfecto con estos naúticos sin cordón con suela antideslizante y plantilla de carbono.

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El apoyo incondicional del Jefe Brody lo encuentra en su esposa, Ellen (Lorreine Gary).  Es ella la que nos abre la ventana de una vida como puede ser la nuestra y es ella (junto con sus dos hijos) la que nos acerca hasta nuestra orilla el miedo al bicho, al terror de que nos pueda pasar a nosotros al meternos en el agua.

Para ella, sin duda, estas sandalias de yute irían perfectas para esos calurosos días de verano.

Pero el tiburón no sería nada sin dos acordes que todos tenemos en nuestra cabeza, John Willians le viste de terror y audacia con una maravillosa banda sonora que pudo ser clave para que la película se convirtiera en la película más taquillera de todos los tiempos hasta ese momento. La música entra por tus oídos y se te pega al corazón para que recuerdes que el miedo a lo desconocido siempre va a estar presente en tu vida…

Seguro que estás entre el cielo y el mar, ese azul inmenso que tanto amabas, haz que tu fuerza nos llegue entre las olas.

Esta era tu peli y este es mi pequeño homenaje.

Te quiero hermano. Orcinus.