Memorias de África.
’Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong..’’
Los raíles de hierro guían al tren que con paso firme se adentra en la llanura infinita de África. Ajena al traqueteo de los vagones, la baronesa se sorprende al sentir que el tren se ha parado en medio de la inmensidad.
De la llanura surge como si fuera su salón un hombre con un colmillo de marfil que deposita con sumo cuidado en uno de los vagones del tren.
Es el primer encuentro entre la baronesa Karen Blixen (Meryl Streep) y el cazador Denys Finch Hatton (Robert Redford). La chispa surgirá entre ellos y crecerá hasta convertirse en una marabunta de sentimientos.
‘’Se llevaba de safari hasta el gramófono, tres rifles, provisiones para un mes y a Mozart. Inició nuestra amistad con un regalo, y más tarde, después de lo Tsavo, me díó otro. Un regalo increíble. Una visión del mundo a través de los ojos de Dios. Y pensé: Así es cómo tenía que ser’
En su precioso biplano amarillo le muestra sus rincones secretos de África, es un momento íntimo en el que envuelto en la maravillosa música de John Barry, el director Sydney Pollack, nos muestra la belleza de un continente que a veces está muy lejos y otras está justo al lado de nuestro corazón. El mágico momento se cierra con esa mano de Meryl Streep agradeciendo A Robert Redford lo que acaba de mostrarle.
Para este momento a Karen la calzaríamos estos estilosos zapatos multicolor con cuña interior…
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Y lo mismo haríamos con Denys, estos kiowas de nobuk color cuero serían, en nuestra opinión, perfectos.
Durante dos horas y media, Sydney Pollack nos ofrece una hermosa historia llena de pasión contenida, con un tira y afloja entre la necesidad de amor y la defensa de una libertad innegociable. Meryl Streep y Robert Redford lo dicen todo con sus miradas y con unas impecables interpretaciones, y el resto se lo dejan a John Barry con su música… para transportarnos a un mundo en el que Karen “tenía una granja…” y un amor, junto a bellos recuerdos… lejos de la civilización y de las normas que un día la impidieron entrar en el Club de los caballeros, para terminar ganándose el amor y la admiración de todos, y no sólo de Denys.
No hay duda. Estamos ante un clásico del cine contemporáneo. Memorias de África nos ofrece una forma de hacer cine que ya no se lleva. Poder sentarte ante una película, serena, elegante, emocionante y bella es un lujo que muy pocas veces podemos disfrutar.
Comment (1)
Pero qué recuerdos más entrañables con cada una de las películas que publicáis en este blog, me encanta!
Y los zapatos…muy apropiados para cada una de las ocasiones.
Esperando ya leer la siguiente publicación!